Poesia para el mundo

Morí una tarde lluviosa, de esos inviernos crueles, de torrencial melancolía, perfecta para agonizar, tan gris, tan húmeda, tan desahuciada, desesperanzada morí una tarde lluviosa, taciturna, con tormenta, pronunciando tu nombre.

A veces tengo deseos de dejar el porvenir quedarme en este pasado que tiene tus ojos volver y volver, seguir repitiendo el tiempo que fue de nosotros.

Te digo adios y acaso mi más hermoso verso muere dentro de mi. Pero te digo adios para toda la vida, aunque toda la vida siga pensando en ti.

Luchar, ¿ por quien y para quien ? me digo, no tengo un ser querido en derredor, a nadie importa si me muero o vivo, ni a nadie le interesa mi dolor. Todo aquello que pedí me fue negado, ! y era tan poco lo que yo desee !, ni dineros, ni honores, solamente un dulce amor para fincar mi fé.