Poesia para el mundo

Yo le hubiera tomado la mano, se la habría puesto entre mi pecho, a un lado del corazón, en el centro ahí donde se aloja el alma, para que me conociera de una vez por todas que sintiera mis latidos, lo etéreo, el aleteo de mis sueños, la sensibilidad que no demuestro, está tristeza que me embarga y con la mano así, sin moverla, me mire a los ojos, que conozca mi horizonte, mis besos, mis deseos por ella que no hagan falta presentaciones, ni años para conocerse, que esos instantes basten para ser tuyo, para ser mía, sin reservas, ni secretos, de inmediato, o que quites la mano bruscamente, con temor, llores, y salgas corriendo.

Aquí la humedad es eterna, los pájaros siempre son de luto, la arena se confunde con la noche, la brisa es densa, pesada, se percibe fatalidad, los pasos son los mismos, estancan vestigios, el mar regresa y regresa, sangre en que me hundo.

La forma en que colocas tu cabello detrás de la oreja, cada movimiento tan sutil, escalofrío que enarbola el deseo, la delicadeza de tus manos, la fineza de tus dedos níveos, la sensualidad en tus gestos, suavidad y levedad a la vez, detalles tan puros que enervan, la gente en su afán no lo nota, como levitar es tu esencia, pasión que arrecia, ventana del alma entreabierta.

noche, playa, caminata, brisa, celos, discusión, amor, arena, estrellas, miradas, mar que llama, ambiente idóneo para el desamor, besos, lágrimas, pasión, fogata.

El golpe de la ola de nuevo en la arena el ruido de la naranja al caer al suelo el arrullo del río al pasar por las piedras el majestuoso relámpago que ilumina, eterno segundo, y el retumbo que intimida el instante mágico del beso que transforma el contacto en amor la gota que toca el agua y se hace inmensa el estruendo del huracán al acercarse y arrasar el crujir de la rama cuando se quiebra la nieve que crece disimulada en las noches la ráfaga que insiste en llevarse lo suelto el momento perpetúo en que dijiste adiós ese instante, el instante mirar fijo como se alejan tus pasos, lágrimas ..... y esperar el regreso de tu voz.