
Yo le hubiera tomado la mano,
se la habría puesto entre mi pecho,
a un lado del corazón, en el centro
ahí donde se aloja el alma,
para que me conociera
de una vez por todas
que sintiera mis latidos,
lo etéreo, el aleteo de mis sueños,
la sensibilidad que no demuestro,
está tristeza que me embarga
y con la mano así, sin moverla,
me mire a los ojos, que conozca
mi horizonte, mis besos,
mis deseos por ella
que no hagan falta presentaciones,
ni años para conocerse,
que esos instantes basten
para ser tuyo, para ser mía,
sin reservas, ni secretos, de inmediato,
o que quites la mano bruscamente,
con temor, llores, y salgas corriendo.
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¡cuanta belleza! Me ha encantado tu poesía.
Un beso.