
Él subió al bus, lo primero que hizo fue echar un vistazo general y luego examinar bien quien iba sentado en cada asiento, se habían puesto de acuerdo por celular: el bus rojo de las diez y treinta de la mañana, el del chofer buena gente.
Ella era rubia, de perfil fino, facciones gráciles, ojos esmeralda y un cuerpo perfecto para pecar, él la ubico, los asientos eran un poco estrechos, la saludó como siempre “un beso en la boca” pero sus ojos avisaban un mal presagio.
El viaje hasta la ciudad tardaba alrededor de treinta minutos pero a él le tomó mucho menos decirle lo inesperado, como un atentado, a ella le impresionó la celeridad, sin duda un nuevo record mundial.
Él tocó el timbre, sollozos, silencio, lágrimas, pulso alterado, silencio, otro sollozo y de nuevo silencio, lágrimas, él callado, ella….. , era demasiado incómodo permanecer así, el rostro de alabastro de ella lo decía todo, deseaba que se largara pero que se quedara, no lo quería ver, que se bajara pero que no se fuera; él se levantó, no dijo nada, no era su parada, una antes de lo acordado pero sabía que tenía que irse, ya no hacia nada ahí.
El bus prosiguió, el rostro de ella se nublo, era una mujer que cualquier hombre desearía tener, pero ni la belleza ni cualquier virtud, ni todo el querer funciona muchas veces, hizo un gesto tierno y lloró.........., lloró............, lloró.............
Ella era rubia, de perfil fino, facciones gráciles, ojos esmeralda y un cuerpo perfecto para pecar, él la ubico, los asientos eran un poco estrechos, la saludó como siempre “un beso en la boca” pero sus ojos avisaban un mal presagio.
El viaje hasta la ciudad tardaba alrededor de treinta minutos pero a él le tomó mucho menos decirle lo inesperado, como un atentado, a ella le impresionó la celeridad, sin duda un nuevo record mundial.
Él tocó el timbre, sollozos, silencio, lágrimas, pulso alterado, silencio, otro sollozo y de nuevo silencio, lágrimas, él callado, ella….. , era demasiado incómodo permanecer así, el rostro de alabastro de ella lo decía todo, deseaba que se largara pero que se quedara, no lo quería ver, que se bajara pero que no se fuera; él se levantó, no dijo nada, no era su parada, una antes de lo acordado pero sabía que tenía que irse, ya no hacia nada ahí.
El bus prosiguió, el rostro de ella se nublo, era una mujer que cualquier hombre desearía tener, pero ni la belleza ni cualquier virtud, ni todo el querer funciona muchas veces, hizo un gesto tierno y lloró.........., lloró............, lloró.............
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