Era la fiesta donde Matilde, una amiga de una amiga, vivia en un departamento de esos tipo condominio, estabamos en la sala, por lo tanto era pequeña y muy cuadrada, al fondo había un ventanal con un par de columnas de celosías a ambos extremos que daba a un patio trasero, era un tercer piso, el sillón grande pegaba a la pared del lado derecho; no sé como ni en que momento ni amigo de quien, apareció un mae de gorra, creo que blanca y empezó a tomarse unas friitas con nosotros y gaby con lo maldosa que es lo comenzó a molestar, siempre fastidiaba a los nuevos que quisieran o pretendieran entrar al grupo, le quitaba la gorra y se la tiraba hacía el ventanal, el mae iba y la recogía, regresaba, se volvía a sentar y oootra vez !, tomaba tres tragos de cerveza y la gorra volvía al fondo de la sala.
así sucedió como unas siete veces, sólo que este mae no era tan mancito, pero esa cabrona tampoco era dejada y cuanto más se enojaba el mae, más lo disfrutaba ella, expresaba esa sonricilla de maliciosa, y con más ganas le tiraba la gorra.
A la última lanzada a gaby le salió lo que quería desde el principio, la gorra se fue por las celosías y fue a dar al patio, cayó quien sabe en que parte, era bien noche, el patio estaba muy oscuro, no se distinguía nada y no hubo forma de recuperarla.
A ese mae tampoco lo volvimos a ver nunca.
así sucedió como unas siete veces, sólo que este mae no era tan mancito, pero esa cabrona tampoco era dejada y cuanto más se enojaba el mae, más lo disfrutaba ella, expresaba esa sonricilla de maliciosa, y con más ganas le tiraba la gorra.
A la última lanzada a gaby le salió lo que quería desde el principio, la gorra se fue por las celosías y fue a dar al patio, cayó quien sabe en que parte, era bien noche, el patio estaba muy oscuro, no se distinguía nada y no hubo forma de recuperarla.
A ese mae tampoco lo volvimos a ver nunca.
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