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El contacto


Fue en el parque de las piedras, estaba Flaco, Timba, Gaby y Ricardo, era una tarde tranquila, un poco nublada pero calida, hablaban de cosas sin importancia, de ocio, banales, superfluas, después de un rato de estar sentados en una de las piedras debajo del higuerón decidimos marcharnos, íbamos casi por la casa de Rata, en la esquina que da a un costado con la malla del parque cuando sucedió, de pronto, de la nada comenzaron a emerger en el aire y por todas partes dentro del parque unas bolas como de veinte centímetros de circunferencia, de color fucsia, empezaron a rotar entre si de forma centrífuga y a ejercer una increíble fuerza de atracción al unirse en una sola masa que arrastraba todo hacia si, como un gran hoyo negro, tuve que agarrarme lo más fuerte posible de unas rejas, a Ricardo lo arrastro y quedo pegado de la malla del parque, Timba se sostuvo de un árbol, Flaco de una reja al igual que yo y Gaby se me guindó de la espalda tan fuerte que me arrancó la camisa y casi el pantalón, el cielo se torno opaco, lúgubre, pardo tiempo, todo cimbraba, la gran masa cambió su color a un rosado pálido y se posó sobre la cancha de fútbol del parque, todo se calmó, el ventolero, la hojas, las ramas, el ambiente; todos estábamos pasmados, estupefactos, sin amebas, no sabíamos que decirnos o que pensar, pálidos, no encontrábamos razón lógica para lo que sucedía, no podíamos dar ni un sólo paso.

La masa se fue transformando en un artefacto jamás visto ni conocido en este planeta, tenía una forma con picos y hundimientos como cuando se golpea una lata dura, sin compuertas, ni ventanas, ni motor o turbinas; repentinamente se abrió un tipo de rendija por donde empezaron a salir unos seres extraños, Ricardo se puso pálido, pálido, Gaby empezó a gritar, Timba estaba como hipnotizado, tieso y con los ojos salidos, Flaco fue el único que el miedo no lo paralizó y se movía con curiosidad pero sin hablar; los seres se dispersaron y tomaron posiciones estratégicas, y por sus manos absorbían la electricidad de los postes de luz y de las casas, todo se estremeció de nuevo, a oscuras nos hicimos todos un puño esperando lo peor, de pronto una luz blanca incandescente tomó fuerza desde la nave en el parque hasta que se volvió irresistible y un segundo después nos vimos de nuevo en el parque como al principio pero todo era diferente.

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