
Amaneció el viernes, como todos los días desde que empecé a hacer ejercicios desayune de ese cereal que trae fibra, vitaminas, minerales, manzana y no se que otras cosas más para el fortalecimiento del cuerpo; ese día tenia libre en la universidad, así que decidí relajarme un poco esa mañana, antes del medio día la llamé (era mi costumbre reciente desde que empezamos a salir), para planear que íbamos a hacer esa noche.
Después de hablar con ella me vino un presentimiento de que todo podría salir mal, no la sentí como siempre, risueña, dulce, alegre de oírme, ese día no debimos vernos en la noche, además durante el día pasé con un maldito dolor de cabeza que no se me quitaba con nada, seguido de un escaso fondo monetario que me haría pasar congojas, los universitarios saben lo que es andar apretados de dinero, y para cerrar con broche de oro no tenia transporte propio.
Así que decidí al igual que en ocasiones anteriores llamar a mi súper amigo el capitán beto, le expliqué la situación y accedió sin problemas para mi suerte, ese es un amigo de verdad!, me salvó la tanda.
En las primeras horas de la noche me bañé, rasuré, y perfumé, cuando me estaba alistando me llamó mi amorcita para definir el lugar a encontrarnos.
Pasadas las nueve de la noche pasó el capitán beto en su veloz y bien cuidado automóvil, llegamos al lugar, pagamos la entrada, y para no perder la costumbre Ana no llegaba todavía, esperamos un rato, nos topamos unas buenas amigas, nos tomamos un par de cervezas, pasó más de media hora y nada, la mala suerte iniciaba su faena, me empezaba a sentir molesto, plantado como un pelele y desanimado a la vez, miraba la gente que entraba y entraba y nada, pero a los pocos minutos por fin llegó, me reanimé, beso y abrazo, pero tuvimos que irnos a otro lugar porque a una amiga de ella no la dejaron entrar por ser menor de edad, observe que ella estaba un poco distante, las cosas iban mal, decidimos ir a un mirador que no conocía mucho.
Al llegar allá se distanció más, el lugar era sobrio, con una vista espectacular, la ciudad parecía como miles de velitas en un altar, el ambiente era agradable, casi acogedor, en una de las idas al baño tuve que pedirle prestado a mi gran amigo el capitán beto y una vez mas me rescató, ella casi no me abrazaba, pasaba mas con sus amigas, de vez en cuando me daba un beso que apenas rozaba mis labios, la invité a un trago, todo transcurría para mal, decidí acercarme, estaba de pie conversando, la abracé por la espalda, la sentí fría, no correspondía mis cariños, me sentía un completo mequetrefe, deseaba largarme y dejarla con sus amigas, en ese instante me preguntaba que estaba haciendo ahí?. Regresé a la mesa, mi amigo trataba de reanimarme explicando posibles causas de porqué ella se comportaba así, que no me preocupara que no era nada de lo que estaba pensando. Un poco ya avanzada la noche, ana llegó, se sentó en mis regazos y empezó a darme besitos de la forma más cariñosa, confundido no sabía si era muy buena actriz, ya estaba ebria o realmente eran ideas mías, que todo estaba bien, que no había problema, se quedó conmigo el resto de la noche, la pasamos de maravilla, pero mi intuición me decía que algo no andaba bien, al despedirnos me dio sin saber el último gran beso.
Después de esa noche mis sospechas aumentaron pero no quería dudar de ella, podrían ser cosas sin importancia; la llamé ese sábado en la tarde pero me dijo de una manera fría y cortante que iba a almorzar con el papá y que me llamaba cuando regresaba a la casa, eso incremento mi presentimiento, nunca hacía eso cuando la llamaba, no me trataba así, lo que de inmediato me hizo pensar: me va a terminar, ya no quiere nada conmigo, pasé ese día cabizbajo dándole vueltas al asunto en mi mente, además, no me llamó después en todo el día.
El domingo pensé en llamarla pero me pude contener, ansiaba hablar con ella pero resistí a las ganas, mejor esperaba a ver si ella llamaba, no quería ser insistente.
Al día siguiente me desperté bien temprano para ir a clases, tenia el plan listo para hablar con ella, tenia preparado lo que le iba a decir, cuando saliera de la última lección de la mañana la esperaría afuera para encararla y pedirle una explicación clara, no entendía lo que hacia, que fue lo que hice mal o que le molestaba de mi, pero me topé con unas amigas y no pude llegar a tiempo, cuando la fui a buscar ya se había ido.
Entrada la tarde iba caminando por uno de los pasillos de la facultad con unos compañeros cuando vi entrar una pareja que no le tomé importancia pero al acercarse vi que de pronto el muchacho subió las escaleras apresuradamente y la distinguí, me saludó muy nerviosa de beso en la mejilla, desde que andábamos nunca lo había hecho, me dijo que iba de prisa y que habláramos después, lo cual confirmo mis sospechas, “me iba a terminar”. Luego de pasar la tarde taciturno y mustio con ella dando vueltas en mi alma llegué a mi casa con ganas de nada, cené lo que pude y me encerré en mi habitación, una hora de música dure tomando valor y la llamé porque no pude hablar con ella en la universidad y cuando la vi me esquivó, pero no estaba, su madre no me dio razón, seguro era cómplice de su hija.
Para mi sorpresa llamó un rato después, fui directo y le dije: que te pasa? Explícame? mi mente y mis sentimientos estaban acelerados, ella respondió: que te pasa a ti? A lo que dije que nada, y me fui tranquilizando, que estúpido soy pensé, son ideas mías, luego le pregunté como le había ido en clases hoy, me dijo que bien, hablamos de otras cosas, después me contó que estaba teniendo problemas con el papá, que se enojó con ella, también de su mejor amiga que estaba deprimida por el novio, y súbitamente me dijo: tengo que hablar con usted!, sí, tenemos que hablar le respondí, ya me lo sospechaba, porqué? Me dijo ella, mejor hablamos en persona y frente a frente le dije, sí, mejor, reafirmó lo dicho, quedamos en vernos el jueves en la universidad a las tres de la tarde en punto, en el mismo lugar donde nos dimos el primer beso.
El día llegó, antes del medio día estaba en la soda y la vi pasar, no me vio, cuando venga de vuelta la saludo pensé, el día se tornaba gris, las montañas oscuras como sombras, el cielo retumbando, ella no regresó, no la vi. Me retiré a clases para luego ir a la cita acordada, estuve esperando por más de cuarenta minutos y nada de nada, nunca llegó. Me fui decepcionado, molesto, nostálgico y bajo un torrencial aguacero a la próxima clase, la cual pasé meditabundo y triste, totalmente ido, en otro lugar.
En la noche la lluvia todavía era intensa, la rayería imponente, las aceras inundadas, todo era humedad, escuchaba música, esa melodía me transportaba, cuando me asombró de nuevo una llamada de ella, disculpándose por no haber llegado, fue con su padre a almorzar otra vez porque estaban enojados y no se hablaban y trataban se solucionar las cosas, después platicamos de cosas cotidianas y sin mucha importancia, ninguno de los dos quería tocar el tema de fondo, el principal, el delicado, ninguno se animaba a mencionarlo, como si no quisiéramos terminar pero era inevitable, al final quedamos en hablarnos el día siguiente para fijar nueva fecha para hablar de lo temido.
Parecía interminable, se aplazaba y se extendía el suplicio de pasar por un rompimiento, ya eran muchos días de estar en ese vaivén, la llamé el viernes y hablamos otro rato como si nada pasara, le propuse ir a su casa el sábado pero dijo que no podía, que se había comprometido con una amiga de acompañarla al centro comercial, de fijo no quería hablar ahí, me dijo que nos viéramos el siguiente miércoles, pero pensé que era demasiado tiempo de martirio y le respondí que mejor antes, así que quedamos llamarnos entre esos días pero al final ninguno se llamó. Llegó el miércoles, estaba en clases como de costumbre, en el descanso conversaba con un compañero en uno de los corredores con columnas a los lados y jardín en sus extremos, de repente un grupo de gente iba saliendo de una clase y la vi, ella me miró también pero inmediatamente quitó la mirada, lo cual me molestó sobre manera y puse más atención de la debida a mi compañero sobre el tiempo que vivió en Panamá y por instantes de reojo vigilaba a ver si ya se había ido o todavía estaba por ahí, pero no la vi más, un amigo que hablaba con nosotros volvió a ver su reloj y nos dijo que ya entrábamos de nuevo a clase.
Cuando me voltee y empecé a caminar la vi venir, me paralicé, no sabía que hacer o decir, no debía de ponerme así pero los nervios me ganaban, parecía un tonto, estaba preciosa, me saludó de beso en la mejilla, me tomó del brazo y me llevó a un lugar apartado, mis amigos se quedaron extrañados viendo lo que sucedía y luego entraron al aula; tenemos que hablar me dijo una vez más, si, le dije, desde hace días lo debimos haber hecho, y comenzó el peor momento que puede pasar un hombre enamorado: es que no sé como decírselo, lo repitió tres veces, sea sincera nada mas, dígame la verdad, le repliqué, estaba frío, con el pulso alterado, mis manos trémulas, mis piernas débiles, me esforzaba por controlar la respiración, entonces respondió: es que no estoy en buenos términos con mis papas y en este momento no me encuentro en condiciones como para iniciar un noviazgo, está segura que es eso realmente, le dije un poco incrédulo, no será otra cosa?, no, para nada, pero a continuación agregó, es que usted me decía que me quería y yo no siento lo mismo, en ese instante me entró una ira conmigo mismo porque se lo decía para enamorarla no porque lo sintiera realmente, como dicen me salió el tiro por la culata; yo sé que no me quiere le dije, si lo quiero pero como amigo, (lo peor que le puede decir una mujer a un hombre) fue lo que contesto.
Ella sostenía mi mano izquierda, y viéndome a los ojos con mirada de culpabilidad me dijo: no se enoja? No, le contesté, por lo que me abrazó y me repitió, no se enoja seguro? No, tranquila, me siento un poco afectado, estoy triste pero no molesto, me volvió a abrazar, (y dijo la segunda peor cosa que le pueden decir a un hombre), seamos amigos por siempre, se mi amigo, por dentro me decía para que?, si lo que yo quiero es amarla, no quererla como amiga, si claro le respondí, por supuesto, para no lastimarla.
Pero no quería quedarme con la duda, y le insistí: está segura que no es algo más, es sólo eso? Porque yo pensé de todo, y me dijo: como que cosas?, ya no importa le dije pero siguió insistiendo, dígame sino me enojo, de igual manera se va a enojar si le digo, no me enojo replicó; bueno, esta bien, (ese es el primer mayor error que un hombre no debe cometer) lo primero que pensé fue que se aburrió de mi, ayyy no!! Nada que ver, usted es muy lindo, eso no, y lo segundo fue que como no tengo vehículo ni dinero suficiente para salir contigo……y me soltó la mano inmediatamente, (ese es el segundo y más grave error que puede pensar un hombre) me empujó diciendo: cómo se le ocurre pensar eso de mí, se ve que no me conoce, yo andaría con usted hasta en patineta, eso no me importa, (tercer error, nunca desconfiar de una buena mujer) le dije perdón como cien veces, le supliqué y al final las aceptó pero por compromiso, no de verdad, ella se fue furiosa, no la volví a ver mas desde ese día.
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